Poesía es observar el mundo, con la firme certeza y la inquietud
de un cóndor, que atraviesa el vacío sin detener su vuelo.
Poesía es introducirse en el pabellón dorado, que oculta al sol
embebido de luz y viento.
Poesía es atravesar la barrera del sueño para estar como
ausente en constante aleteo.
Poesía es encadenar la paz con el silencio,
fundirlos en la imagen de un solo cuerpo.
Poesía es comparar las flores con anhelos, es comparar al viento
con luceros, poesía es enredarse en la telaraña del sueño,
y con su tela gris tejer un verso.
Poesía es poseer el don del vuelo para aislarse de todo
por un momento.
Poesía es la ansiedad que tengo, de volcar en mis dudas de hombre
la oculta certidumbre del Perfecto.
Poesía es un canto tierno que no tiene instrumento para su melodía,
para su letra sin dueño. ¡Oh poesía! pequeña, errante, déjame
hallar las huellas del sendero olvidado, de aquellos que pasaron
y murieron.
Recogeré tus palabras, las limpiaré del polvo que cubra tus sentidos,
y de la flor que nazca en el vasto jardín de lo que has sido,
robaré el pólen para obsequiarlo al mundo.
Pero eso sí, yo te aseguro poesía, me quedaré con la savia de tu cuerpo.